2014, Peppa Pig y otras marionetas
2014 ha empezado con mal pie. La culpa la tiene una compañía de móviles que ha pactado con los musulmanes desestabilizar aún más la política egipcia, colaborando en pergeñar atentados terroristas. Y lo ha hecho muy bien, porque en vez de emplear el dinero que factura al cliente en contratar gente que se autoinmole, ha diseñado una campaña publicitaria para televisión donde la inductora es una marioneta que, a través del móvil, lanza mensajes encriptados a los televidentes conminándoles a destruir al enemigo infiel
Ya nos habían dicho que la tarifa de conexión a Internet es en España la más cara de Europa, pero pensábamos que los beneficios, no es raro creerlo, iban a parar a los bolsillos de los directivos; resulta que no, que las luces del árbol son bombas y que las ramas representan los cuatro dedos, símbolo del triunfo terrorista contra los acampados en El Cairo y eso, queridos telespectadores, cuesta mucho dinero.
Si esto hubiera ocurrido en España, nuestro ministro de Justicia Alberto Ruíz-Gallardón habría sabido cómo solucionar la papeleta a golpe de Ley Mordaza, es decir, le habría metido un puro a la compañía por colaboración con banda armada y a la marioneta otro por alteración del orden público. Y para muestra un botón: en España las marionetas solo se han mostrado reivindicativas en temas sociales y sin pasarse mucho; léase el caso de la presunta homosexualidad de Epi y Blas o los Teletubbies, pero ahora con Rouco pasarían a ser un problema político, ya que el adoctrinamiento empieza desde la más tierna infancia y un muñeco morado y con bolso no puede ser una fémina sino un personaje despreciable que pierde aceite. Mención aparte merecen las feministas de Femen, secuela de Peppa Pig, la muy cerda, que se cuelan ante las cámaras luciendo lorzas y mala leche porque no les gusta que manejen su vida; seguramente si hubieran detectado el problema a tiempo la cerdita con criterio propio y educada en valores como la tolerancia y el respeto no se les habría ido de las manos, pero eso ocurrió en la época de Zapatero y ya se sabe… Otra cosa es Barrio Sésamo, pero ellos están más por la sociabilidad y con el tema de las redes sociales, al tiempo. Aquí se estila otro tipo de marioneta, la que está con el poder establecido y hace gracia porque se cae muchas veces y se prodiga poco, que lo poco gusta y lo mucho aburre. Cuando sale, nadie piensa que el árbol de Navidad amenace con bombas racimo; pero tiene más vida propia de la que le atribuyen porque cuando habla de esperanza y justicia los televidentes saben que no está pensando en su familia.