Ira

Pan, techo y trabajo

 Ángel Carromero, secretario general de Nuevas Generaciones del PP, ha escrito un libro defendiendo su inocencia en el accidente automovilístico que costó la vida a dos disidentes cubanos. Tras conseguir el tercer grado en tan solo trece días, el asesor del Ayuntamiento de Madrid solicita el indulto con el informe desfavorable de jueces y fiscales y el apoyo de Esperanza Aguirre.
Ángel Carromero confiesa que, desde que volvió de Cuba, “no tiene vida”, aunque no pise la cárcel ni para ir a dormir. “Muerte bajo sospecha” es el título del que será el best seller de la calle Génova, puesto que, si los populares están dispuestos a apoyarle ahora que la Audiencia Nacional se niega a justificar el indulto, puede que hasta firmen otro decreto incluyéndolo como lectura obligatoria en las escuelas. De  momento, no le ha hecho falta participar en las marchas por la dignidad porque tiene trabajo; llegó de Cuba en diciembre del 2012 y ahí anduvo rápida  Esperanza Aguirre a riesgo de que Ana Botella le ofreciera un puesto como conductor en la cabalgata de Reyes.

Y es que no es lo mismo el asesinato que el homicidio involuntario al volante, y eso lo sabe cualquiera. No es lo mismo intentar asesinar policías indefensos que sufrir un accidente al volante, aunque conduzcas en sentido contrario o te hayan retirado el carnet, como a Ángel Carromero; en este caso  estamos hablando de delincuentes vulgares y lo primeros son  criminales y eso lo sabe muy bien Cristina Cifuentes, totalmente recuperada y entregada a su trabajo. Por eso a Ángel Carromero le dan pan, techo y trabajo y se lo niegan a los criminales, si por criminal se entiende el que anda miles de kilómetros para llegar a Madrid y recibir, dentro del tiempo permitido de la concentración, los palos de la policía y las pelotas de goma. Pero no me extraña que “Muerte bajo sospecha” coseche el éxito de los populares ya que la muerte sería bien recibida para criminalizar las protestas sociales. Porque este gobierno quiere muertos para tener argumentos en su no tan lejano nuevo decreto sobre el derecho de reunión y manifestación en lugares públicos. Y por eso debe gustarles Ángel Carromero, porque es buen súbdito, que no ciudadano; por eso le dan pan, techo y trabajo como asesor municipal. Hasta Fidel Castro está de acuerdo en su eficacia: ha hecho contra la disidencia cubana en un día lo que otros en un año.

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