Ira

Detrás del 20 de noviembre…

20 de noviembre de 2043; hace 10 años que, según lo anunciado por el Gobierno en las últimas elecciones, la cota de paro debería haberse situado por debajo del 6% que había antes de la mítica crisis del 2008 en la que Alemania empezó a reclamar el dinero de la deuda a países europeos. La  población  española, sucesivamente vapuleada por gobiernos neoliberales,  sobrevive con paupérrimos salarios consecuencia de la política económica de recortes salariales  auspiciada para contener el déficit y para pagar los intereses del  rescate bancario en  la legislatura de Mariano Rajoy Brey-presidente del Gobierno (2011-2015)-.

 Un aguerrido Alonso Aznar, hijo del expresidente,  se presenta a las elecciones de ese año con un programa político que pretende defender la denostada figura de su padre en medio de un clima político convulso, plagado de revueltas callejeras. Como  buen falangista, procuró el exilio de Felipe y Letizia, que ahora viven en Nueva York.  El candidato viste camisa azul y la población tiene cartilla de racionamiento. Fallece el duque de Alba; la reacción de la población andaluza es vivir la desgracia como si fuera suya y decretar para sí mismos una jornada de luto de dos días.

20 de noviembre de 1936; José Antonio Primo de Rivera es fusilado por alteración del orden público. Alfonso XIII huye  a Francia al estallar la guerra que ganaron los fascistas, con el apoyo de la Iglesia. Se inicia una etapa de represión en que la sumisión al orden militar y eclesiástico impuesto supone una erradicación de la cultura; la población analfabeta trabaja en condiciones de esclavitud ; curas y militares constituyen la oligarquía presente en cualquier aspecto de la vida civil. Los grandes terratenientes recuperan privilegios de señores feudales, se ven favorecidos legal y económicamente y sus vasallos trabajan sus tierras.

El 20 de noviembre de 2014; el espíritu de Franco y el de José Antonio Primo de Rivera siguen presentes; solo hay que ver la despedida multitudinaria al cadáver de la mayor latifundista española, cuyo mérito consiste en haber nacido en una de las familias que acumuló más títulos nobiliarios y tierras a costa de guerras y de someter a la población. La gente la despide multitudinariamente siguiendo su féretro mientras capean la incultura, el hambre y los desahucios. A la iglesia católica y la nobleza se han sumando en la Transición nuevos oligarcas que viven de lo que genera el pueblo: los políticos; sin importarles ni el hambre, ni la pobreza de los ciudadanos ni que les echen de sus casas. Porque mientras la clase trabajadora rendía pleitesía a una privilegiada con un patrimonio de más de 3.000 millones de euros, la noticia no cubierta después del 20 de noviembre era ésta : “Una anciana de  85 años es desahuciada de su domicilio después de trabajar toda su vida”. ¿Sabía el lector que en una de las fincas de la finada se rodó la película “Los santos inocentes”? ¡Ay, Milana bonita!

 

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