Ira

Charlie Hebdo o El Jueves, o Mongolia…

“Islamistas radicales entran en una redacción y matan al humorista”.  Nunca antes nos habíamos parecido tanto a esa  república presidencialista que es Francia. Alguno dirá que no es lo mismo entrar en la redacción del Charlie Hebdo  y matar humoristas que entrar en una redacción y tratar de meterlos en la cárcel. Dijo Karl Marx que la religión es el opio del pueblo y no le faltó razón.  Es la ideología más radical que persiste en el mundo entero, hasta el punto de cargarse, si hace falta, un sistema político legitimado en las urnas por no ser favorable a sus intereses. Con el PP, por lo menos hasta la época de Gallardón, aquéllos que profesan la religión católica han sentido que las tornas les eran favorables; cayó la reforma de la ley del aborto y dando gracias a que el divorcio está completamente normalizado en la sociedad española, que si hubiera podido ser…

 

Yo me pregunto, tras los asesinatos cometidos en un puesto de trabajo dentro de una publicación satírica como el Charlie Hebdo, cómo se lo van a montar para repartirse el cielo musulmanes, católicos, judíos y el resto de las religiones; no me gustaría estar en el pellejo de San Pedro cuando cada cual reclame su sitio, igual que tampoco me gustaría estar en el pellejo de Facu Díaz, humorista de La Tuerka,  cuando la Audiencia Nacional le llame a declarar acusado de humillar a las víctimas del terrorismo sin más atrezo que un pasamontañas, eso sí: mencionando a Bárcenas o al PP. Pero al victimismo, sobre todo si está relacionado con Podemos, le da por reaccionar así; y como somos un país con tradición judeo-cristiana, depende de quién seas basta con pedir perdón. Me explico: los islamistas radicales no piden perdón ni usando el kalashnikov contra inocentes dibujantes del Charlie Hebdo , que así van al cielo; los católicos radicales con pedir perdón desaparece la culpa y el nuestro es un país con una tradición católica tan arraigada que por eso cuando el político miente o roba, con pedir perdón  en rueda de prensa el partido de turno le reitera en su puesto, como a exreyes en Botsuana o a curas violadores de niños, apartados de sus cargos y nunca juzgados. Manda narices que, para lo que interesa, impere la tradición protestante de pedir cuentas hasta imputar un delito,  como en el caso de Facu Díaz, que pidió disculpas si había ofendido a alguien ejerciendo la libertad de expresión. Está claro que todos no somos iguales a los ojos del señor ese cuando decimos “amén”.

Y como lo que no mata engorda, un hecho luctuoso como el del Charlie Hebdo sirve para que tanto Willy Toledo como Esperanza Aguirre, qué tendrán en común ambos personajes, arrimen el ascua a su sardina, uno diciendo que todo ha sido un montaje policial y la otra que se demuestra así que los atentados del 11M no tenían nada que ver con la guerra contra Irak, demostrando ser personaje de baja catadura moral, por no decir otra cosa que igual me imputan a mí también, y hacer campaña con los 12 inocentes periodistas del Charlie Hebdo que vivían de su trabajo. ¡Por Dios!,…¡El que sea! Que alguien le prohíba echarse laca en la cabeza que se nota al abrir la boca y toda mi solidaridad con Facu Díaz, la libertad de expresión de la ciudadanía y mis mejores deseos para el Charlie Hebdo, que el día que reivindiquen el Al-Ándalus alguien entra  en El Jueves o Mongolia y luego acusan a ETA, celebran una misa y aquí no ha pasado nada. 

 

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