Azúa se escribe sin H
No me extraña que Félix de Azúa, el que será investido miembro de la Real Academia de la Lengua el próximo domingo, sea noticia por recolocar en el mercado laboral a Ada Colau cuando ella no se lo ha pedido. La soberbia de los intelectuales frente a la gente que busca ser el adalid del cambio en este periodo convulso que nos ha tocado vivir es patente; por eso nos tienen entretenidos con estadísticas sobre cómo evoluciona la intención de voto caso de repetirse las elecciones: desde el trasvase de votos del PSOE a Podemos, si el primero pacta con Albert Rivera, a la abstención que favorecería al PP o el aumento de Ciudadanos.
El único atisbo de democracia que le otorgo a Félix de Azúa es el de hablar mal de todos por igual; lo mismo pone a vender pescado a la alcaldesa de Barcelona que llama incompetente a Mariano Rajoy por publicitar “El Marca” en la Presidencia, mientras que de Pablo Iglesias dice “que es imposible escucharle 5 minutos sin echarse a reír”. No es novedad, a cualquiera le pasa lo mismo. Hace poco, sin ir más lejos, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro se quejaba de que las comunidades autónomas como Cataluña y Valencia “gastan mucho”. Y en ese mundo de las ideas en el que flota Félix de Azúa, fiel lector de Platón, dribló Montoro la losa de los 24.000 millones que nos exige la UE este año.
Como cada uno es como Dios le hizo y aún mucho peor a veces, parafraseando a Cervantes, sería de desear que el ministro les diera a sendas comunidades directamente el listado de escolares que no van a ir al colegio el año que viene. La cultura no es importante, porque para decretar una amnistía fiscal, rubricar la reducción del déficit o bloquear en el Senado una moción para eliminar los aforamientos basta con saber leer, escribir nombre y apellidos y levantar la mano.
Es por eso por lo que somos el país con más camareros de Europa, baratos y con carrera; con móvil y con tablet pero baratos. Y preveo que los próximos académicos, tal y como está el patio, pueden ser Inda y Marhuenda. ¡Será por soberbia…!. E intuyo también que Félix de Azúa se quedará en breve tan mudo como la “H” que le ha tocado ocupar.
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