La novia transversal
Pasado San Valentín, la erótica de los pactos es lo único que parece funcionar en este país sin gobierno. Izquierda Unida, la chica de ayer de Podemos, de la que salió el germen que se convirtió en monstruo, está celosa de que todas liguen menos ella. Aquel pretendiente que le echó los tejos cuando era un adolescente desgarbado y con acné ahora le mola pero no quiso ser su novia; porque a base de esperar y de repetir que “no” hasta la saciedad, se quedó más sola que la una y sin grupo parlamentario en el Congreso, esa sala en la que “todo fluye”; Y delante de sus narices, aquel muchacho sin cuajar, que tuvo a sus pies mientras cobró sueldo, tuvo el descaro de besar a otros e insinuarse a Pedro Sánchez.
Viendo la novia que casta y pura no conseguía nada, Izquierda Unida empezó a mirar a sus compañeros de Congreso con otros ojos; aunque Podemos, herido por el rechazo juvenil, despreció su dote hasta que no le quedó más remedio que volver la vista al pasado y percatarse de que aquella chica de ayer había redondeado sus curvas gracias al redondeo de votos que podía proporcionar su unión con confluencias; de esta manera, desbancaba al exjugador de baloncesto más atractivo del Congreso que, ya en plena retirada, solo aspira a que alguna sigla le mantenga. No será Ciudadanos, que lo quiere “hasta que la muerte les separe” para casarse en segundas nupcias con el PP.
Alberto Garzón pasó de ser “la fuerza que nunca había solucionado nada” a ser una más que posible novia a la que había que mezclar con otras para que no se le reconociera. Pero no le gustó que Pablo Iglesias le pidiera consumar su amor a oscuras y ahora esa chica de ayer, rabiosa, pletórica de amor propio, madura y sabedora de su potencial, se niega a compartirlo y pide boda por todo lo alto, toda la legislatura y nada de dos años como dice Compromís.
Si Pablo Iglesias se lo piensa y Alberto Garzón consigue a cambio lo que quiere, lo más bonito de esta historia de amor será que entre los dos habrán desbancado al chico guapo de la fiesta. Casi siete millones de votos. Si conseguimos un país con gobierno de Izquierdas, prometo no tirar de hemeroteca.