El rincón de las conversaciones

Salud a la carta

Begoña Arnaldes Alonso.

Las líneas estratégicas del Ente público Osakidetza han evolucionado hacia la especialización desde el decreto de creación de las unidades de gestión clínica. Profesionales de la salud han visto orientada su actividad a una consecución de objetivos económicos cuya finalidad es la creación de microempresas que gestionen la salud de la población mediante un copago similar al farmacéutico: no solo pagamos con nuestros impuestos sino que somos consumidores de unos servicios que tienden a la concertación con el sector privado por medio de la elaboración de unas normas que son mecanismos legales para justificar la entrada de la empresa privada en el logro y mantenimiento de nuestra salud.

La consecución de objetivos y la participación de profesionales se ha saldado con la diversificación de la asistencia en organizaciones sanitarias integradas caracterizadas por la figura del contrato programa, que suscribe cada una con la gerencia del Ente público. De esta manera, cada jefe de unidad decide la cobertura de  sustituciones o la apertura de una planta de hospital mientras su trabajo, inicialmente orientado a la medicina, se redirige a la contabilidad y organización de recursos; y no todos los profesionales tienen ese privilegio: la asunción de responsabilidad y participación en la gestión es elitista y discriminatoria porque solo el personal sanitario tiene acceso por la ley  7/1997 del 26 de junio a tareas similares. Inicialmente reservadas para el personal facultativo, el personal de enfermería también puede optar a puestos de dirección en las unidades de gestión y de esta manera sumar incentivos a su sueldo a cambio de lograr los objetivos economicistas marcados por el Departamento de Salud a través de Organización Sanitaria Integrada a la que pertenezca.

Aunque las unidades de gestión clínica no sean exclusivas de la Comunidad autónoma vasca, sí que es cierto que son un reflejo de la política neoliberal del PNV en cuento al ideario; potenciar las empresas privadas de capital nacionalista como el Onkologikoa de Donostia inyectando dinero público para que siga siendo de naturaleza privada aunque los costes, incluido el personal, y su mantenimiento los abone Osakidetza desde 2012 entra dentro del marco legislativo de la Ley de Ordenación Sanitaria y del Decreto 255/1997 del 11 de noviembre, de los Estatutos Sociales del Ente. Situaciones parecidas está viviendo la Salud Mental, cuyas hospitalizaciones se han reducido viéndose incrementadas la creación de pisos tutelados y residencias especializadas mediante la falta de la figura de ayuda a la familia, la cual abona un precio público por su asistencia repitiéndose el modelo de “repago”; la asistencia socio-sanitaria para atender las necesidades  de la tercera edad es mucho más gravosa, llegando a exigir movimientos bancarios de las personas usuarias como protocolo de control para cobrarles en función de sus ingresos.  Esto, aunque no lo mencione expresamente el documento “Retos estratégicos de Osakidetza 2017-2020”, es una de las consecuencias de sus líneas de actuación.

La articulación de las Organizaciones Sanitarias Integradas tiene como consecuencia la fagocitación de la Atención Primaria, primer contacto con cualquier profesional de la medicina ante un problema concreto. De ser la primera sufridora de la política de austeridad de 2009 a trampolín de la atención hospitalaria en una coyuntura donde se normaliza la medicación de patologías menos graves porque la cronicidad sale rentable. Igual que la derivación a hospitales concertados para la realización de pruebas y la falta de transparencia en los ejercicios económicos.  

Hablar de que Osakidetza se ha convertido en un referente a nivel mundial es hablar de la política neoliberal del PNV en el contexto de la política europea de recortes  importada desde Alemania y extendida a todo el sector público. El Departamento de Salud ha elaborado una Sanidad vasca que, al igual que la Educación, incentiva la concertación en vez de abaratar costes fomentando servicios 100% públicos; un concepto mercantilista de Sanidad con Jon Darpon aportando los ingredientes mientras las direcciones de las Organizaciones de Servicios, personal de libre designación, pautan al personal facultativo que cuida y trata nuestra salud las condiciones económicas sobre las que debe desarrollar su función. La Sanidad y el dinero público no les pertenecen. La salud no es un negocio y estamos aquí para recordárselo.

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