23F….Democracia cruda

 Hoy he soñado que en la plaza del Congreso de los Diputados los leones cobraban vida y se dedicaban a perseguir  a un montón de barbas y patillas; en mi fantasía onírica, se abría una puerta y salía la leona sacerdotisa, Trepaya Sáenz de Santamaría, reconociendo Suiza como la comunidad autónoma española número 18 por la cantidad de dinero español que albergan sus cuentas;  ¡se acabaron los recortes en educación, sanidad y dependencia!  Eso sí: cuando ETA entregue las armas.

No me sorprende la rocambolesca y arriesgada apuesta de Jordi Évole y su equipo, pero son sorprendentes las reacciones. ¿Acaso no podría haber sido verdad? A los españoles se nos atribuyó, no sé por qué extraño diagnóstico médico, la minusvalía mental que propiciaba el ofrecernos las medio verdades cocinadas y manipuladas, listas para engullir; gracias al hambre que se arrastraba desde la posguerra, el ciudadano, aun hoy, come de todo. ¡Hasta una Democracia medio hecha se llegó a zampar cuando le dijeron que estaba en su punto!  “Lleva todos los ingredientes para estar estupenda” – dijeron- “amplia representación parlamentaria con  partidos políticos legalizados y una monarquía rubia, que da aire de modernidad“.   ¿Acaso hubiera ocurrido algo de haber sido verdad lo relatado por Jordi Évole? ¿Por qué no se cuestiona la versión oficial? Seguramente porque, en la que hemos conocido hasta ahora, el teatro se desarrolló en la Zarzuela y no en el Congreso y la Monarquía ha sido intocable hasta que se ha empezado con los inventarios.  Imagínense un monarca al mando de los tres ejércitos que,  tras invocar su autoridad, sale a la calle, desautoriza a Milans del Bosch y ordena a Tejero que abandone el Congreso.  Crédulos; los españoles no somos vagos por acostarnos tarde por tomar cervezas o por sestear. Somos crédulos e inmaduros, sin más capacidad de respuesta que echarle la culpa al otro. Y así se nos engaña.