Ira

Desmontando a Albert Rivera

Cuando Adán entró en el Paraíso, defendió a capa y espada que crearía un país llamado Cataluña, donde sus ciutadans defenderían sus derechos por medio de su plataforma. Como en el  Paraíso todo el mundo va en bolas, le pareció conveniente anunciar la llegada de tiempos de esperanza como Dios le trajo al mundo. Hasta que apareció la mujer, que le tentó con la manzana del liberalismo y ambos procrearon para extender Ciudadanos por el mundo pariendo a Albert Rivera.

El retoño Albert Rivera, apodado en casa como Ibex 35,  aprendió rápido: aspecto impecable, verborrea fácil,  carisma y una capacidad de engaño solo superada en su época por Felipe González, que convencía a todos en sus apariciones televisivas. Pero es normal en un país en el que la gente ve un cambio cuando le cambian de collar al perro. Marca blanca del PP, cedió a la tentación cuando Alicia Sánchez-Camacho le ofreció la manzana y los nazis de alrededor todo su cariño. Ciudadanos se extendería por la península a cambio de engañar a la gente con mensajes confusos sobre economía, aborto o derechos; ¡sorpresa! Un partido nuevo irrumpe en la arena política prometiendo acabar con las privatizaciones, sin populismos, sin coleta y humildemente. 

Como a este país ya no le apetecen las revoluciones sino los cambios, y a las pruebas me remito con el desgaste de Podemos, me da en la nariz que este subproducto protagonizado por Albert Rivera, cuyo partido Ciudadanos destaca en el arte del transfuguismo, no es más que el hijo y el nieto que siempre quisieron tener Alicia Sánchez-Camacho y Esperanza Aguirre respectivamente. Tanto es así, que pasan antes por alto la falta de pudor de un político desnudo que una coleta. Pablo Iglesias es un antisistema, Albert Rivera está en desacuerdo con él. Y se les ve el plumero de tal manera, que prefieren asustar a la gente con  el cadáver de Hugo Chávez que con el de Franco, ahora que todos son demócratas…

Miedo me da este país y las elecciones generales, en las que a la gente prefiere el maquillaje antes que los cambios radicales por aquello del caos, pero más miedo me da un líder político favorable a multinacionales que negocian la esclavitud de las personas bajo el TTIP porque su afán por el poder nace del profundo desprecio que siente por la infancia, tercera edad, la educación o la sanidad públicas y de la querencia al contrato único que tanto le gusta a la patronal. Y todo esto me causa una profunda pena porque le augura a Ciudadanos  la llave de la gobernabilidad en localidades en las que el PP no alcance el número de votos suficientes para hacerse con las alcaldías. Y eso, Albert Rivera, te lo has ganado porque la gente no distingue lo que es la subida del IVA de los pañales de la de los yates.

 

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