Ira

Salvados por Jordi Évole

Cinco millones de audiencia; el dato más relevante de la noche del domingo. ¿Quién ganó el debate? Jordi  Évole. Va  a ser que al gobierno del PP le está saliendo el tiro por la culata y los programas soeces y de “voyeurs”, léase “Gran Hermano”, a pesar del esfuerzo que ponen, ya no atraen a la gente como la política. Solo había que llevarse a la audiencia al huerto y Jordi Évole se la llevó a un bar castizo donde la clientela hace lo mismo todos los días que Pablo Iglesias y Albert Rivera: hablar de cómo arreglaría el país. 

Más sociólogo que periodista, Jordi Évole triunfó  durante el debate sin necesidad de discursos electorales, como un tertuliano más;  haciendo una ensayada coreografía, vimos a un Albert Rivera seguro, gesticulante, verborreico, amedrentador y hasta barítono apuntando la llamada de Francisco González y reproduciendo los piropos que le echó el presidente del BBVA, lo cual le asegura un futuro esperanzador; los goles que pretendía meter en portería contraria acabó metiéndolos en la propia, cuando anunció, en contra de Pablo Iglesias, la derogación de “algunos” puntos de la Ley Mordaza, los matices del contrato único o la ineficacia de un sistema sanitario para que los extranjeros sin papeles se costeen la Sanidad. ¿Dónde está el cambio?

La marca blanca de un líder joven, peleón ante el adversario sea del color que sea, su imposibilidad para explicar cómo un imputado puede seguir a sueldo del partido cuando le preguntó Jordi Évole o su apoyo al partido de los ERES en Andalucía o al PP en la Comunidad de Madrid, contrastan con un modelo de ruptura social que hay que atreverse a llevar a cabo para que las cosas cambien. ¿De qué sirve que disfrace sus ideas con “una Sanidad con un gestor público que garantice los servicios” cuando quiere decir que el modelo que pretenden es la externalización en manos del gobierno de turno?

Los goles de Pablo Iglesias fueron menos espectaculares de cara a la galería porque mantuvo un discurso tranquilo, poco gesticulante y contundente, pero ésa es la postura del que tiene una idea clara y coherente con lo que ha comulgado hasta el momento: Sanidad pública para el que no se la pueda pagar, el que viene de vacaciones puede; A la pregunta de Jordi Évole sobre la Ley Mordaza, ni verla; la derogación de la reforma laboral es un objetivo  y cuando la población no puede pagar la luz, la nacionalización de las empresas puede ser la opción. ¿Por qué a Albert Rivera le parecen reminiscencias de un pasado y no los derechos coartados por la Ley Mordaza, cuyo antecedente data de la época franquista?

El ascenso de Ciudadanos viene provocado por el consumo de la marca blanca en época de crisis, no de un partido bien jugado. La pregunta que me hago es si fue Jordi Évole el triunfador de la noche o veremos en breve a Albert Rivera, con el pasado que acarrea, dando positivo en un control de alcoholemia al más puro estilo del partido que lo parió: Esperanza, Carromero, Gallardón, el hijo de Gallardón, Miguel Ángel Rodríguez,…  Ahora entiendo por qué el PP se desmarca de Rajoy; parece el hijo adoptivo: solo habría entrado al bar a leer El Marca.

 

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