De titiriteros, franquistas y alcaldesas
Será que el sistema educativo de la Comunidad de Madrid supera con creces al andaluz; si no de qué la más tierna infancia madrileña iba a entender el euskera como la que ha sido protagonista de la detención de los titiriteros en pleno Carnaval madrileño. Ese “Gora Alka-Eta” se escapó a l@s menores que disfrutaban del espectáculo en Granada, a la inteligencia de los progenitores y a la alcaldía popular que ¿supervisó? la obra. Es por eso que el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, sobrevalorando la LOMCE del exministro Wert, ha decidido dictar la prisión sin fianza por enaltecimiento del terrorismo a los titiriteros por la puesta en escena de “La bruja y San Cristóbal”.
La sátira es un reflejo deformado de la sociedad, y se practica desde la época de Cervantes con “El Quijote”. Un fragmento de “Luces de Bohemia” habría puesto los pelos de punta a todos los amigos del gobierno popular beneficiados por la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro; ése que hablaba de degollar a los ricos hasta destruir el producto, que era la riqueza, para acabar con el sistema. La censura franquista de la Ley Mordaza no respeta ni el derecho de cita cuando no es acorde a sus intereses y para muestra unos cuantos ejemplos, todos ellos con el agravante de publicidad: múltiples homenajes en el Valle de Los Caídos, a la legión Cóndor e incluso cita en homilías a la figura de Franco cada 20 de noviembre en más de una iglesia de este país.
¿Qué tal la declaración de que la etapa franquista fue “de extraordinaria placidez”, en boca de Jaime Mayor Oreja? Sin mencionar a Jiménez Los Santos delante de un micrófono deseando pegar un tiro a algun@ de la lista de Podemos; asi, indiscriminadamente, como quien no quiere la cosa. Fiscalía: ¡qué me das para tenerme tan contenta!
Mediáticamente, los titiriteros de marras, perdón, de Alka-Eta, han servido de cortina de humo ante la España cañí con escasas conexiones cerebrales, que deja de ver desfilar en los telediarios a la infanta en el banquillo, al PP valenciano podrido con Rita Barberá aforada para siempre, a un partido del gobierno en funciones imputado todo él por destrucción de discos duros y, lo más doloroso en mi opinión, el juicio por la muerte por aplastamiento de cinco chicas en el Madrid Arena. El trauma de los familiares y amig@s que estaban a su lado y se salvaron por los pelos no es comparable con el que tendrían ahora caso de haber visto la soez función de los titiriteros, irrespetuosa con el poder establecido hasta el punto de ahorcar a un juez. ¡De la que se han librado por no haber sufrido la mala gestión de una alcaldesa como Manuela Carmena!
Así que, por mucho que el próximo informe PISA destaque el avance de España en idiomas, ésta adolecerá de poca profundidad en temas como Literatura; hay que explicar a la sociedad lo que es ficción. Yo, que no soy asidua a los títeres, también he tenido ganas de ahorcar a algún juez porque muchos dejan en libertad a banqueros que le han destrozado la vida a ancian@s con las preferentes; es que yo veo la tele y para colmo, uso Twitter. ¡En fin! Tuiteros y titiriteros somos y en la Audiencia Nacional nos encontraremos!