Ira

Venezuela, capital Madrid

El divorcio entre la política y la ciudadanía queda patente cuando en  Idomeni  el voluntariado civil ha expuesto a los medios las inhumanas condiciones y el maltrato que sufre la población refugiada mientras Rivera desde Venezuela ha denunciado la vulneración de los derechos humanos.  No sé si será porque las víctimas del terrorismo no están ya de moda como en aquellos tiempos en los que las imágenes se prodigaban en los telediarios en torno a campañas electorales para engordar al político de turno con su desgracia, pero el que se llama representante de la nueva política ha dado la campanada cruzando el charco para defender a las víctimas de la Dictadura “de allí”.

Como en su país de origen no había cunetas suficientes para homenajear a los reprimidos y asesinados, hay que tener en cuenta que en campaña lo que mola son fotos inaugurando edificios o comiendo al más puro estilo Cañete y no excavando en fosas comunes, el líder de la nueva política se plantó en Venezuela horas después de que sus asesores llamaran a los medios de comunicación del lugar para que le abordaran en el aeropuerto y se hicieran eco de lo que mejor sabe hacer: el ridículo. 

A la pregunta de qué le han parecido las condiciones de vida de la población, ha contestado que mal, que vio las colas desde el coche camino del Parlamento. Mucho pedir era que la información que le interesaba estuviera en la calle, en los ranchos donde se agolpa la mayoría social que trata de sobrevivir o que transmitiera sus sensaciones sobre los consejos comunales, que eso ya es populista y juntarse con la gente corriente y vulgar le da asco; Albert Rivera fue de visita turística a Venezuela a pasar cuatro días y a todo no da. Focos, declaraciones ante los medios, Parlamento,…. Ha llorado ante el hambre que pasa la gente en Venezuela por un régimen político que dice detestar, pero que revierte ingentes beneficios por la compra de armas para alentar a la oposición.  Aunque  Albert no ha ido a cerrar negocios, ya que estos los hacen sus políticos de confianza en Panamá, no en Idomeni ni en Cuba. Ha ido a rogar, a advertir a la población del peligro que corren con ciertos regímenes de gobierno, cual mesías implorando desde el altar; visionario donde los haya, ha anunciado el desastre para España en estas elecciones si triunfan “los chavistas” y no se le ha ocurrido mejor cita bíblica que la que les soltó cuando le patinó la cabeza con el jet lag: “os podrán cortar la electricidad, pero no os podrán quitar la luz porque la luz de Venezuela sois vosotros”.  ¡Atent@s tod@s l@s que sufran cada vez que les llega el recibo de Iberdrola con el PP, que Rivera sufre ahora que ha descubierto las carencias de la clase media y baja llorando cual cocodrilo de Lacoste! A mí me entran ganas de ir a votar con una careta de Nicolás Maduro. ¿Alguien sabe si las venden por Internet?

 

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