Ira

Esperanza Aguirre abre la boca

Dice Esperanza Aguirre que los medios de comunicación tienen toda la culpa de lo que le está pasando al PP. La expresidenta del PP y actual concejala en el Ayuntamiento gobernado por su china (china…comunismo) en el zapato, Manuela Carmena, ha venido a decir ante las cámaras que ni el PP es tan corrupto y que echa de menos el carisma de Aznar. 

Se define el  machismo como aquella idea extendida en nuestra sociedad de que el varón es superior a la mujer. Esperanza Aguirre ha decidido hacer suyo el término  y aplicarlo haciendo de su capa un sayo, que es lo que ha hecho desde que entró en la arena política hace unas cuantas décadas. Sus inicios en este siglo se remontan a la época republicana en la que sus ancestros ideológicos optaron por presentarse a las elecciones para hacer frente al gobierno republicano y obstaculizar la reforma agraria en defensa de los intereses de la oligarquía terrateniente.

Así, han ido conformando un ideario, amparado por la  élite política de la que forma parte, en la que tras ejercer de ama de casa burguesa su clase social la apoyó para hacer como la CEDA en la II República: los terrenos que rodean Guadalajara, propiedad de la familia política de Esperanza Aguirre, han visto incrementado su valor por el trazado de la línea del tren de alta velocidad mientras ella era presidenta de la Comunidad de Madrid. Por aquel entonces, no existía el machismo. 

El machismo empezó cuando los medios de comunicación empezaron a sacar a la luz los beneficios de la empresa que tiene en comandita con su marido, Fernando Ramírez de Haro. Evasores fiscales por obra y gracia de los beneficios por bienes gananciales que le otorgaban las subvenciones públicas a Savial, no pagaron un euro a Hacienda. Pero Esperanza Aguirre se ofende porque el pueblo no sabe historia: esto se ha llamado machismo desde que Suiza existe. 

Tampoco fue reconocida su laboriosa investigación a la hora de destapar la Gürtel, pleno al quince de los múltiples alcaldes elegidos a dedo por la cazatalentos de la empresa privada. Alegando que son más de 500 los que pasaron su reválida, Esperanza Aguirre no escatima datos, solo dos le han salido  ana. Hoy, la charca del PP está llena de batracios panza arriba, muertos por falta de oxígeno y espacio, que preparan su defensa en los urinarios de Soto del Real. 

Inasequible al desaliento, maldice contra el marido de Manuela Carmena con delicadeza, sin atisbo de machismo, que es lo que más le duele a una mujer trabajadora capaz de sobreponerse a  la ambición de Gallardón y a la tibieza de Rajoy. Esperanza Aguirre ha sido una mujer hecha y “derecha”  a la que le han sometido a pruebas tan rastreras como tener que escapar de los agentes de movilidad madrileños por el simple hecho de ser conocida y “rozar” una moto. 

Y es que en este país no valoramos la capacidad de mujeres como Esperanza o Letizia Ortíz, capaz ésta de pasar de pretendienta obrera y republicana a tener “compiyoguis” entre la flor y nata de los delincuentes de cuello blanco. Éste es mi alegato de defensa a las cualidades y prerrogativas de mujeres con valía, capaces de pasar de las persecuciones de coches por Madrid al aborto y matrimonio católico sin excomunión.  En nuestra mano está tenerle o no en cuenta a esta cazatalentos que subvenciona sus propias campañas con dinero B sin traumas, sin decoro,  sin ambages. Mujeres que no necesitan de un hombre para campar a sus anchas y para las que el Comunismo y la República no han sido más que episodios anecdóticos en la historia de un país. Mujeres que no tendrán nada que celebrar el 27J.

 

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