Ira

Justicia ciega

Sorprende cómo Ciudadanos ha defendido su apoyo al PP alegando que “mantiene una fe”, que en este caso sí es ciega, a que cumpla los acuerdos contra la corrupción cuyo compromiso le otorgó la investidura a Mariano Rajoy o cómo la Audiencia Nacional deja a Blesa y Rato en libertad sin fianza. Va a ser 2017 el año en que la Justicia va a pegar un buen repaso a la clase política, de la misma manera que el anterior fue el de las citas electorales. Es el primero consecuencia de lo segundo, ya que se juzgan todos los casos de delincuencias a lo público que en 2016, por aquello de las urnas, no era conveniente escenificar.

Desfilan por la Audiencia Nacional imputados, perdón, investigados por la Justicia, de toda suerte de denominaciones de origen: Gürtel, Bárcenas, tarjetas black, Nóos, Palau, el 9N catalán…con este panorama resurge la profesión de abogado en tertulias marginando la de politólogo, que fue la más demandada el año pasado. En los medios de comunicación les siguen raperos a todo ritmo, tuiteros sin fronteras y maltratadas; de cara a la población conforman grupos de perfil bajo tanto en la televisión como en parte de la geografía peninsular.

No veo yo salir a la calle, salvo honrosas excepciones, a gente defendiendo la libertad de expresión, ni forma parte de las conversaciones  de bar la última condena de nueve  meses al desgraciado que le propinó una paliza a su expareja delante de una cámara. No importa la indefensión particular que produce un caso como estos en aplicación de la Ley Mordaza  o las ridículas condenas a los agresores  de mujeres; importa que los que ostentan cargo se vayan de rositas una vez se sientan en el banquillo. Y no tenemos en cuenta que, aunque algunos creamos que son iguales que el resto de la población, en realidad el cargo, sea presidente, duque o infanta, juega con cartas marcadas ante la Justicia retrasando juicios o nombrando fiscales afines en el Supremo, para que les cuadren las cuentas y pasen en prisión el tiempo justo de hacer un lavado de cara, limpiar su imagen y asistir a la boda de la hija de Aznar, como es el caso de Emilio Botín. Y nosotros somos tan tontos que conversamos utilizando el lenguaje procesal pronunciando términos como prevaricación, cohecho, recurso ante el Supremo, medidas cautelares,…en vez de defender lo nuestro. Ya no hay ni desahucios. Lo dejaron todo atado y bien atado, como dijo alguno hace tiempo.

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