Ira

A Cristóbal Montoro no le gusta Falciani

Últimamente desayunamos con imágenes escandalosas para los tiempos que corren. No me refiero a las portadas de los periódicos en las que aparecen señores en metro con calcetines rojos a juego con la bufanda o fotografías a saldos bancarios de miembros de Podemos; hablo de ministros que se jactan de hacer su trabajo impecablemente, como el señor Cristóbal Montoro. Cristóbal Montoro, consciente de que iba a ocupar una cartera “peculiar” por sus connotaciones fiscales, juró el cargo y se comprometió a hacer lo que estuviera en su mano para que todo aquel señalado hiciese frente a sus obligaciones con Hacienda. Para no sobrecargar a los técnicos de la Administración recaudatoria, se puso él mismo a trabajar: todo un detalle en un ministro. Cuando allá por 2010 Hervé Falciani pasó la lista de defraudadores a la Hacienda pública, Cristóbal Montoro alegó ante la curiosidad de periodistas y profanos que la Ley de Protección de Datos impedía dar a conocer su filiación. Eso sí, en el Congreso contaba que “hay artistas o partidos políticos que no están al día con sus obligaciones fiscales”.

 

Tras la denuncia de Falciani, Francia se hizo de cargo de unos 3.000 franceses que evadieron dinero al fisco mediante el siguiente movimiento: alguien del gobierno cogió el papel con dos dedos y se lo dio directamente a la Hacienda francesa;  EEUU obtuvo cerca de 2.000 millones del HSBC en concepto de multa por colaborar en actividades delictivas como el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico. En España  la Fiscalía dictaminó que la investigación estaba fuera de su jurisdicción. 

Es por ello por lo que Cristóbal Montoro decidió que el HSBC no le iba a ganar la partida y para hacer quebrar la sede del banco en Londres,  decretó una amnistía fiscal con lo que recaudó lo que para sí quisieran franceses, americanos y otras nacionalidades. Con un gravamen del 3% sobre el rendimiento, que no del 10% anunciado a bombo y platillo, sus acólitos regularizaron 40.000 millones y solo se recaudaron 1.200; Ancha es Castilla, o dicho de otra manera, hicieron una ley para ellos mismos. Aquí no soltó Soraya Sáenz de Santamaría “si todo el mundo dejara de pagar impuestos como los evasores que conocemos, ¡a ver cómo pagamos la Sanidad y la Educación, que la tiene que abonar Monedero!”

¡Y es que nuestro ministro de Hacienda tiene mucho trabajo!; en vez de señalar a la familia Prado, a la congregación religiosa de San José de Gerona o el desvío al narcotráfico, que todo ello aparece en la  #ListaFalciani, prefiere usar las filtraciones de la Agencia tributaria española, por aquello del poco producto nacional que nos queda, en vez de enviarles una carta como al resto de los españoles para que hagan la complementaria.

Yo, hasta que le echen la culpa a Pablo Echenique, Iñigo Errejón, Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero de que los mejillones  huecos en la paella están ahí por culpa de Podemos, quiero creer en que será más productivo el acuerdo entre Pablo Iglesias y Hervé Falciani, reflejo de acuerdo a favor de la clase trabajadora que es la gran aportadora en el IRPF; acuerdo éste sobre medidas para evitar la evasión y el fraude fiscales, más eficaz que las del del propio del ministro de Hacienda, que no mencionó para nada en los medios a Pío García Escudero cuando le perdonó 24.000 euros. Porque ese “tú sí, tú no” me suena a trampa aprovechando el cargo; y está demostrado que este país necesita un cambio, por muy esplendoroso que le auguren el futuro Cristóbal Montoro, Rajoy y los acólitos de la amnistía fiscal.

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