Ira

Cayetana y el Borbón que llegó en avión

Desde que Cristina de Borbón se ha sentado como imputada en el juicio sobre el caso Nóos tengo sensación de que me están estafando a mí y a todos l@s republican@s de bien, frase ésta utilizada por tod@s l@s acólit@s del Franquismo y de la que me he apropiado como mi derecho a ejercer en voz alta un momento álgido de cabreo. El juicio contra Cristina e Iñaki Urdangarín no es más que un señuelo para satisfacer a la ciudadanía más fácil de contentar, colocado entre un conflicto imaginario como preludio de la vulgarización de la Monarquía: la “escandalosa” puesta en escena de los Reyes Magos bajando de un avión con unas vestimentas acordes con la crisis.

Entiendo perfectamente el malestar de Doña Cayetana Álvarez de Toledo porque con la realeza no hay que escatimar fondos y menos para alimentar los sueños infantiles. De esa manera han vivido reyes en el exilio, como Juan de Borbón, al que los monárquicos abonaban sus abultadas facturas en Estoril por su condición real. Teniendo en cuenta que Juan Carlos de Borbón se arrimó al arbusto que más sombra daba, y digo arbusto por la envergadura del Caudillo, está claro que si no hubiera sido por él caminaría con una mano delante y otra detrás. De la situación vivida por su padre, juró que ni él ni la familia consorte griega derrocada del trono en 1974 volverían a pasar hambre. Y así, desarrolló campechanía para hacer negocios a varios dólares el barril de petróleo y estrechas relaciones con monarquías árabes.

Así, los reyes vistieron oropeles y adornaron a su ingente prole para que creciera a su imagen y semejanza. Le toco la china a una, Cristina, que hizo todo lo que veía en casa. Rey emérito y Felipe VI deberían estar ahí sentados en el banquillo porque  ¿Desde cuándo un DNI real paga impuestos, si es la forma más segura de blanquear capitales y la Hacienda española lo sabe?

Reconozco que Felipe VI, viendo las orejas al lobo, ha hecho por nominarla más que Juan Carlos de Borbón: despidió al secretario de las infantas, García Revenga, y sustrajo el ducado de Palma a Cristina e Iñaki, título que era vitalicio, en una semana en la que todos sus actos se van a limitar a no salir del Palacio Real.

De todas formas, esta mujer estigmatizada por ser considerada una delincuente y vivir a la vez en una zona residencial suiza a todo tren, esto le tiene que costar asimilarlo; cuenta con la admiración de gente como la tal Cayetana, que considera que a la monarquía hay que tratarla como se merece. Por eso, en vez de entonar el “jamás te lo perdonaré, Ana Botella, jamás” cuando la inútil de la alcaldesa consorte habló tras el incumplimiento de la ley en el Madrid Arena con resultado de muerte para 5 chicas, prefiere desprestigiar a una alcaldesa de unidad popular porque solo el Bipartidismo defiende y viste a la monarquía como se merece.  Es más, estoy segura de que estaría encantada, como tant@s monárquic@s de este país, de que Juan Carlos de Borbón fuera entrevistado por ese jerezano de toda la vida que se llama Bertín Osborne,  y que le confiese todas sus perrerías compitiendo en campechanía, para regocijo de la audiencia. ¡País!

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