El rincón de las conversaciones

Estable Arrimadas

Begoña Arnaldes Alonso.

Inés Arrimadas dispara con bala. La fácil operación matemática que cualquiera puede poner en práctica, sumar los parlamentarios resultantes de las elecciones catalanas, sería un mensaje objetivo y sin intenciones que le impediría activar la maquinaria de la manipulación. A pesar de su corta vida, Ciudadanos ha aprendido rápido de la estrategia del PP.

Ahora que las encuestas le dan una seria ventaja sobre el todavía partido de Mariano Rajoy para ganar las elecciones generales y los medios de comunicación se hacen eco de su mensaje porque los consideran serios rivales en la lucha por llegar a Moncloa, la formación que lidera Albert Rivera elabora un relato que nada tiene que ver con su programa electoral: la lucha contra la corrupción, aquello que le llevó a Rivera a pactar con Rajoy su investidura a cambio de un paquete de medidas etéreas cuyo cumplimiento y exigencia han brillado por su ausencia.

La Declaración Unilateral de Independencia ha servido para que Ciutadans, el nombre por aquello de que estábamos en Cataluña, se erigiera como paladín de la unidad de España mientras el PP le preparaba el escenario con despliegue militar incluido. Dicen que lo que no mata engorda; la mayoría independentista es indiscutible, donde JuntsxC, ERC y la CUP suman 70 escaños en un Parlament que sitúa la mayoría absoluta en 68. El despliegue militar no iba a dar una ganancia significativa al heredero del águila en un territorio en el nunca ha sido una formación significativa. El desgaste del PP en Cataluña y un arbitrario 155 alejó de las urnas a sus votantes constitucionalistas, que se alinearon con la formación naranja porque supo vender al electorado renovación y españolismo.
La tibieza y los mensajes confusos no calan en el electorado. Ese es el mensaje que tienen que interiorizar las fuerzas políticas que han perdido votos el 21D, léase PSC, En Común Podem. El primero con un líder que surgió como un ave fénix de las confabulaciones de barones y baronesas para luego apoyar al presidente del gobierno que más ha maltratado con su política neoliberal y que más ha comparecido por plasma; por cierto, ella, la más votada de las Ciudadanas, afirma que no es de recibo ver en un monitor vía Skype la investidura de Puigdemont. Y de cara al asalto a Moncloa de Albert Rivera proclama, ahora que se le escucha bien, que Podemos y no su acepción catalana, para que quede claro, impiden su investidura alineándose con las fuerzas independentistas. Y es que Albert se ve presidente; en política jamás ha matado la manipulación sino la inestabilidad. Por cierto, Alberto Garzón sugiere cambios en la confluencia Unidos Podemos de cara a los próximos comicios locales; y mientras se produzcan peleas internas, la Izquierda nunca le dará a la población lo que necesita para que le vote en las urnas: orden y estabilidad.

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