Ira
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Javier Bardem no sabe lo que firma
¿En qué se parecen Javier Bardem y la exinfanta Cristina? El título lo dice claramente; el uno por despiste y la otra por amor, no se dieron cuenta de lo que firmaban. Javier Bardem firmó la declaración, junto con Penélope Cruz y otros representantes de la cultura española “para denunciar el genocidio al que el pueblo israelí somete a la población civil palestina”, a la vez que instaban a la UE “a condenar los bombardeos por tierra, mar y aire sobre la franja de Gaza”.
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Cocinando a Pedro Sánchez
Metemos en una olla un candidato seductor con un mensaje de renovación; añadimos unos toques de Podemos en forma de voto en contra de la presidencia de Jean-Claude Junckers al Parlamento europeo porque la época lo requiere; facilita la digestión machacar el mensaje contra la política del Gobierno y la corrupción antes de ligarlo todo con la salsa “ Esperanza Aguirre “, que envuelve toda la masa dándole un color rojo intenso y provocador y lo dejamos cocer a fuego lento a la vez que añadimos miles de fotografías de Pedro Sánchez con las bases.
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Juan Rosell, empresario y patriota
Por fin sabemos por qué España no levanta cabeza desde el punto de vista económico. La culpa no es de José Luis Rodríguez Zapatero ni de las políticas restrictivas de Ángela Merkel. Ha tenido que ser Juan Rosell, presidente de la CEOE, quien pusiera en la picota a l@s auténtic@s culpables del déficit de la balanza de pagos, de los intereses al rescate bancario y de la dilapidación de fondos públicos en forma de contrataciones irregulares y megalomanía de dirigentes políticos.
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Felipe VI, la Transición simulada
“La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado, salvo cuando el propio Estado decide por el pueblo español para favorecer la oligarquía instalada en la sociedad y en la clase política desde la época franquista”. De esta manera sancionaba Felipe VI ante las Cortes la primera reforma constitucional de su reinado y se inauguraba oficialmente la época de la Transición de un orden constitucional a la Dictadura sin ambages.
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La España real
Érase una vez un apuesto príncipe que saludaba desde el balcón junto a un dictador. El muchacho se había criado sin padres a su vera y se encontraba solo, muy solo. El dictador, consciente de que no iba a vivir toda la vida, decidió buscarle novia y la encontró en una joven España, a la que dicho caballero cortejó bajo la atenta vigilancia de su mentor. La muchacha, como tantas jóvenes inocentes y sin curtir, se dejó llevar por las apariencias y aceptó las escasas muestras de atención y lisonjas del apuesto muchacho, harta de vivir rodeada de hombres bajitos y morenos.